Tuesday, July 28, 2009

El Erizo, Cap. 10 "Damisela en Peligro", Parte II

Las imágenes enturbiaban y tomaban forma poco a poco, era difícil establecer si se trataba de un sueño o si estaba despertando de él. ¡Mariana! ¡Mariana!, era la voz de Víctor la que me llamaba, no, no es su voz, mis ojos permitían que la luz cegadora me dejara distinguir la persona que decía esas palabras, era Rodrigo que me sostenía, aparentemente me había salvado de caer en el suelo y lastimarme. Le dije -estoy bien, ya puedes soltarme- y el contestó- Estas enferma literalmente, estas ardiendo en fiebre y además acabas de desvanecerte.
Si pero ya se me está pasando, además no tiene mucho que me tomé mis medicinas- Le dije mientras intentaba reincorporarme, el me detuvo y me colocó de nuevo a mi asiento.
No esta vez déjame tomar las decisiones por ti, de ninguna manera voy a dejarte ir así como estas en este preciso momento, ¿Cómo se te ocurre salir así?, debiste quedarte en casa- dijo un poco molesto y no era para menos.
Lo siento, es que en verdad quería verte y hablar contigo, no quería ser descortés porque esto llevabas planeándolo desde que nos conocimos creo- dije para defenderme.
Ok, tratare de no presionarte, tranquila, no me parece una descortesía que me canceles solo porque enfermaste, de hecho tu salud es lo más importante, y en serio prométeme que la próxima vez que tengas algo que sea de mayor prioridad como la escuela o tu salud, no la pondrás en juego por mi culpa- Hizo un poco más de énfasis en la situación salud de su regaño.
Lo siento, no quiero que te sientas culpable, la verdad es que no pensé que me fuera a desmayar aquí, y de hecho hasta me tome la temperatura y mis medicinas apenas unos minutos antes de venir aquí, tal vez solo sea una descompensación porque también comí- y por las preguntas que me hiciste que no debiste hacer, ahora además también me siento culpable.
Esperaremos unos minutos a ver como reaccionas, y a ver si te llevo a hospital o a un psiquiátrico para que te curen- dijo con un toque de humor negro y de mal gusto.
¿No vas a parar con las malas bromas cierto?- le pregunte.
Lo siento, son parte de mí- contestó, quiero pensar que lo que intentaba era cortar el pesado ambiente que se respiraba.
Esperamos unos cuantos minutos ahí, haciendo y respondiendo cosas triviales y sin sentido, con respuestas simples y que no exigían un elevado nivel de entendimiento, salvo algunas excepciones, para cuando recupere el color de mi piel, yo insistí en que hiciéramos algo más, y se lo hice saber – ¿Oye porque no vamos a ver una película?
Mira a la que no le gustan las bromas de mal gusto,- soltó una risita sarcástica y agregó- pero en caso de que lo digas en serio, tendré que decirte que lo dejemos para otra ocasión, cuando no estés al borde de la muerte te parece.
Ja ja- bien parece que hasta aquí llego mi tarde soñada – Entonces supongo que así será, nos vemos hasta entonces- Me levante con mi dignidad hecha pedazos y tome mis cosas de la mesa, cuando Rodrigo se levanto al mismo tiempo para colocarse a mi lado – Oye mínimo déjame acompañarte hasta tu auto. Y así emprendimos camino a la salida.
Como quieras – le dije con un tono de molestia en la voz.
El no hizo comentario de eso, más que una mueca de desesperación.
Ya me siento mejor, y lista para manejar, lo digo por si eso te preocupa.
Que te estrelles por ahí por tus locuras, no es mi responsabilidad, me da miedo que vayas a matar a alguien, y esto lo hago solamente por cortesía- contesto lentamente.
Obviamente no te creo, y evidentemente tú tampoco, creo que tenemos un problema serio- le dije.
En eso coincido contigo- me estaba dando la razón y eso me generaba una angustia en el pecho, lo cierto es que hoy me había exhibido de una forma que no podía creer capaz de suceder bajo ninguna circunstancia.
¿Te decepcione?- Pregunte sin pensar.
Solo un poco, pero aún me sigues interesando- dijo con calma.
Lo siento de veras- dije y mire en sus ojos negros, profundos y pensativos, me perdí en ellos y sin pensarlo ni darme cuenta me fui acercando a ellos casi como una hipnotizada, y lo besé, era la primera vez que yo tomaba la iniciativa de besarlo, creo que empezaba a entender su absurdo impulso de besarme al verme o eso pensaba hasta que el termino el beso.
Ahora te creo con lo del hervidero bacteriológico, aun no quiero morir sabes- Me dijo.
Y yo le conteste, sabes tú también me decepcionas, no te tomas nada en serio- le dije una vez más molesta y reanudando mi camino al estacionamiento.
Pues creo que entonces esto se podría considerar un empate no crees- dijo mientras intentaba alcanzar mi paso.
Vez, te lo tomas como un juego – le conteste.
No habíamos quedado que esto de ninguna manera iba en serio- se defendió.
De hecho no habíamos quedado en nada – al fin habíamos alcanzado el punto clave de este asunto – nunca entendí a que te referías, pero no se a que quieres jugar, y si no te has dado cuenta ya estamos involucrados emocionalmente como para conformarnos con un sim… - una vez más y sin previo aviso nuestros labios se encontraron pero esta vez no había razón para detener el beso, por ninguna de las dos partes, la emoción y el instinto corrían libres, al menos hasta que la fisiología humana y mi estúpido resfriado nos interrumpieran bruscamente, en ese momento tuve un ataque de tos que cedió rápidamente.
Bueno al menos tu temperatura ya va descendiendo- me dijo mientras me abrazaba, ya estábamos cerca de la salida, y afuera estaba atardeciendo, el clima estaba cómodo de modo que no me afectaría tanto el cambio de temperatura como hace un momento, así alcanzamos mi auto, y le dije – ¿Vas a alguna parte?
Guau, la damisela ofreciendo llevar al caballero, después del heroico rescate, eso sí que es nuevo – me dijo.
Eso quiere decir que no, quiero inquirir-
Temo que debo declinar, vuestra oferta deslumbrante doncella, pero este caballero cabalga en su propio Mustang – dijo con un tono burlón, mientras yo arrancaba y echaba la maquina en reversa.
Baje la ventanilla del auto para decirle – En vista de que eres más un bufón que un caballero, y te has burlado de mi carroza no me queda más remedio, que decirle a usted que sea menester de esta ofrenda – y le enseñe mi dedo amistoso, y ambos reímos.
Ya vete antes de que me arrepienta de dejarte ir- dijo.
Bien nos vemos en otra ocasión. Y cerré la ventana de mi compacto.
Miraba mi imagen en el retrovisor y estaba sonriendo, a pesar de lo extraño que fue el día, me sentía satisfecha todo había resultado bien y había pasado un buen momento, bueno salvo por el susto que de seguro le cause a Rodrigo por mi repentino desmayo. La música acompañaba mi estado de ánimo y ya no se ponía en contra de él. Lo cierto es que ahora ya no se que esperar, el mundo de la nueva Mariana era desconcertante y desconocido, y por ello era simplemente exquisito.

1 comment:

Libertad Valente said...

se lee interesante tu novela del erizo. por cierto mmh ya averigue la forma de como llegaste a mi blog, en fin gracias por agregarme.