Mi garganta estaba cerrada, y cada vez que intentaba respirar, esta quemaba ardorosamente, mi cuerpo se percibía caliente en el exterior pero yo solo podía sentirme como si estuviera rodeada por hielo, y mis movimientos se habían vuelto torpes. Estaba enferma, y eso significaban malas noticias, y no era gran sorpresa, porque la noche anterior me había metido a la cama sin siquiera fijarme que traía el cabello húmedo, no me sentía con ganas de ir a la escuela y más bien quería ir a ver a un médico, lo que me parecía irónico hasta este punto era que apenas hace una semana le había mentido a mi madre diciéndole que estaba enferma cuando en realidad estaba solo un poco triste, aun un poco triste.
Aún así no quería perder mis clases, así que tras intentar desayunar algo y confirmar que mi medico podía verme me subí a mi coche y me dirigí a su consultorio, que no se encontraba lejos de donde estaba mi depa, pero si me hacía perderme mucho del camino al cole.
Por alguna extraña razón ir al médico lejos de representar una situación traumatizante o molesta, para mí representaba un momento feliz, porque enfermarme significaba que yo sería el centro de atención, al menos mientras estuviera enferma, y la medicina siempre tan exacta y precisa, sin duda tenía su encanto, si me preguntasen de niña que me gustaría ser de grande hubiera contestado “Doctora” y hubiera agregado “de animales” siempre me habían gustado los animales. Pero obviamente medicina estaba totalmente fuera de mis consideraciones para una profesión, tal vez, incluso un millar de peros más que la veterinaria.
La sala de espera, era el previo de lo que se avecinaba, ya desde aquí se podía percibir frío, nunca entendí por que las cosas relacionadas a ir al doctor siempre causaban ese frío, y si una ya de por sí siente frío cuando está enferma estando aquí o en el consultorio este se exacerbaba, impaciencia había pocas personas en este consultorio privado y mínimo había 3 consultorios, así que me parecía ilógico que me hicieran esperar tanto, si quería esperar a que me dejaran morir con mi fiebre mejor hubiera ido a la ecuela. Al fin la enfermera o recepcionista me llamo para que pudiera finalmente ver a mi médico, en realidad esta era la primera vez que veía al Dr. Martínez y la razón por la que lo habíamos elegido como una opción viable en caso de que me llegase a enfermar durante mi estadio en la universidad era a que fue alguna vez el alumno del que fuera nuestro médico durante toda la vida y de toda la familia.
Buenos días Mariana que te trae de visita al Médico- Dijo con cordialidad mi médico.
Era sin duda joven, si acaso con la experiencia necesaria para ejercer la medicina ventajosamente, y parecía inteligente inclusive, por la cantidad de papeles colgados en la pared, parecía haber logrado muchas cosas en poco tiempo, y sin embargo al igual que los otros médicos hizo la pregunta más tonta que se puede hacer cundo uno esta resfriado, debería ser lo primero que les enseñan en la escuela. Me siento terrible- y seguramente también me veo terrible.
¿Algo te duele?- Pregunto mientras se acercaba a mí
¿Pues qué no me duele? Tengo el cuerpo cortado y parece que las preguntas de este tipo van a continuar, así que conteste – Pues tengo el cuerpo cortado y la garganta me arde horrible.
Bien entonces revisemos- dijo mientras dibujaba una sutil sonrisa en su cara, al parecer era como irónico que él se mostrara tan alegre y feliz en lo que hacía mientras personas como yo sufrimos justo enfrente de él, tal vez por eso dicen que los doctores son sádicos- A ver abre la boca y di Ahh- Y así fue como inicio la parte en que el doctor revisa cada cavidad del cuerpo en búsqueda de quien sabe que tantas cosas.
Cuando termino procedió a revisar el resto de las funciones de mi cuerpo pulmones, corazón, intestinos, etc. Y mientras lo hacía también platicaba conmigo cordialmente, principalmente hacía preguntas sobre mi familia, su estado de salud, si me había accidentado o si había enfermado de gravedad alguna vez, y otras más.
Finalmente llego el momento que estaba esperando, mi diagnostico y mi tratamiento.
Bien pues es solo un resfriado y una leve infección, te administrare antibióticos para la infección y un antihistamínico para el resfriado para que te puedas reincorporar a tus actividades, recomiendo que guardes reposo por lo menos el día de hoy, y procura evitar cambios de temperatura, los alimentos fríos y dormir con el cabello húmedo y con respecto a los principios de gastritis que tienes, si tienes más molestias no dudes en verme.
¿Eso es todo?- pregunte.
Claro, me saludas a toda tu familia y espero que nos veamos pronto- rio un momento y agrego – bueno no tan pronto, ya verás cómo te sentirás mejor.
Salí de ahí bastante satisfecha por lo acontecido, incluso no solo diagnosticó mi problema actual, sino que también se percato de otro al que usualmente no presto mucha atención durante el día, pero si me ha robado varias noches llenas de estrés, sin duda el tipo era bueno y disfrutaba de su trabajo, este tipo de personas escasean en el mundo, y al mismo tiempo le hacen tanta falta, gente que ame y vive de lo que hace, ojala yo llegase a ser un día así, haciendo lo que amo y que la gente me reconozca por ello.
Pero hoy tengo un resfriado que debo derrotar, así que me dirigí a la farmacia más cercana y compre todo lo de mi receta, luego fui a casa y me tome el resto del día para postrarme en la cama y convalecer un rato, en algún momento del día me quede completamente dormida, como adoro estar enferma incluso en la soledad era gloria tener una escusa para no hacer cosas y solo dejarme consentir. Esto era vida para mí, quitando los escalofríos y la garganta que ardía cada vez que pasaba saliva por ella.
Aún así no quería perder mis clases, así que tras intentar desayunar algo y confirmar que mi medico podía verme me subí a mi coche y me dirigí a su consultorio, que no se encontraba lejos de donde estaba mi depa, pero si me hacía perderme mucho del camino al cole.
Por alguna extraña razón ir al médico lejos de representar una situación traumatizante o molesta, para mí representaba un momento feliz, porque enfermarme significaba que yo sería el centro de atención, al menos mientras estuviera enferma, y la medicina siempre tan exacta y precisa, sin duda tenía su encanto, si me preguntasen de niña que me gustaría ser de grande hubiera contestado “Doctora” y hubiera agregado “de animales” siempre me habían gustado los animales. Pero obviamente medicina estaba totalmente fuera de mis consideraciones para una profesión, tal vez, incluso un millar de peros más que la veterinaria.
La sala de espera, era el previo de lo que se avecinaba, ya desde aquí se podía percibir frío, nunca entendí por que las cosas relacionadas a ir al doctor siempre causaban ese frío, y si una ya de por sí siente frío cuando está enferma estando aquí o en el consultorio este se exacerbaba, impaciencia había pocas personas en este consultorio privado y mínimo había 3 consultorios, así que me parecía ilógico que me hicieran esperar tanto, si quería esperar a que me dejaran morir con mi fiebre mejor hubiera ido a la ecuela. Al fin la enfermera o recepcionista me llamo para que pudiera finalmente ver a mi médico, en realidad esta era la primera vez que veía al Dr. Martínez y la razón por la que lo habíamos elegido como una opción viable en caso de que me llegase a enfermar durante mi estadio en la universidad era a que fue alguna vez el alumno del que fuera nuestro médico durante toda la vida y de toda la familia.
Buenos días Mariana que te trae de visita al Médico- Dijo con cordialidad mi médico.
Era sin duda joven, si acaso con la experiencia necesaria para ejercer la medicina ventajosamente, y parecía inteligente inclusive, por la cantidad de papeles colgados en la pared, parecía haber logrado muchas cosas en poco tiempo, y sin embargo al igual que los otros médicos hizo la pregunta más tonta que se puede hacer cundo uno esta resfriado, debería ser lo primero que les enseñan en la escuela. Me siento terrible- y seguramente también me veo terrible.
¿Algo te duele?- Pregunto mientras se acercaba a mí
¿Pues qué no me duele? Tengo el cuerpo cortado y parece que las preguntas de este tipo van a continuar, así que conteste – Pues tengo el cuerpo cortado y la garganta me arde horrible.
Bien entonces revisemos- dijo mientras dibujaba una sutil sonrisa en su cara, al parecer era como irónico que él se mostrara tan alegre y feliz en lo que hacía mientras personas como yo sufrimos justo enfrente de él, tal vez por eso dicen que los doctores son sádicos- A ver abre la boca y di Ahh- Y así fue como inicio la parte en que el doctor revisa cada cavidad del cuerpo en búsqueda de quien sabe que tantas cosas.
Cuando termino procedió a revisar el resto de las funciones de mi cuerpo pulmones, corazón, intestinos, etc. Y mientras lo hacía también platicaba conmigo cordialmente, principalmente hacía preguntas sobre mi familia, su estado de salud, si me había accidentado o si había enfermado de gravedad alguna vez, y otras más.
Finalmente llego el momento que estaba esperando, mi diagnostico y mi tratamiento.
Bien pues es solo un resfriado y una leve infección, te administrare antibióticos para la infección y un antihistamínico para el resfriado para que te puedas reincorporar a tus actividades, recomiendo que guardes reposo por lo menos el día de hoy, y procura evitar cambios de temperatura, los alimentos fríos y dormir con el cabello húmedo y con respecto a los principios de gastritis que tienes, si tienes más molestias no dudes en verme.
¿Eso es todo?- pregunte.
Claro, me saludas a toda tu familia y espero que nos veamos pronto- rio un momento y agrego – bueno no tan pronto, ya verás cómo te sentirás mejor.
Salí de ahí bastante satisfecha por lo acontecido, incluso no solo diagnosticó mi problema actual, sino que también se percato de otro al que usualmente no presto mucha atención durante el día, pero si me ha robado varias noches llenas de estrés, sin duda el tipo era bueno y disfrutaba de su trabajo, este tipo de personas escasean en el mundo, y al mismo tiempo le hacen tanta falta, gente que ame y vive de lo que hace, ojala yo llegase a ser un día así, haciendo lo que amo y que la gente me reconozca por ello.
Pero hoy tengo un resfriado que debo derrotar, así que me dirigí a la farmacia más cercana y compre todo lo de mi receta, luego fui a casa y me tome el resto del día para postrarme en la cama y convalecer un rato, en algún momento del día me quede completamente dormida, como adoro estar enferma incluso en la soledad era gloria tener una escusa para no hacer cosas y solo dejarme consentir. Esto era vida para mí, quitando los escalofríos y la garganta que ardía cada vez que pasaba saliva por ella.
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