Habían transcurrido ya tres semanas desde la última vez que alguien había hablado a mi departamento, después de todo, eso era lo que buscaba al irme a vivir sola, encontrarme a mí misma, y evitar las peleas en casa. ¿Desde cuándo todo empezó a ir tan mal?, pero bueno ya estoy por mi parte y así será mejor, no podía renunciar a esto, solo por sentir que no podre y el trabajo que me costó independizarme, sin duda alguna esto es vida, o al menos eso espero.
La tarea del colegio aun espera, oh bendito colegio, eso siempre me distrae de volverme loca entre tanta soledad, nunca hay prisa por terminarla, tampoco por dormir, ¿Me pregunto? ...
El reflejo que había en el espejo de aquel baño distaba mucho de la imagen que todos tenían de mí no hace mucho tiempo, todos presagiaban un éxito rotundo, de hecho lo más natural del mundo seria ver a una chica feliz con una sonrisa de oreja a oreja, con una mirada honesta y decidida, con los pies bien puestos en la tierra, el cabello perfecto así como el arreglo personal todo eso debido a los esfuerzos que solía poner gracias a mi pulcritud, responsabilidad y demás ideas tontas que solía tener; lo que en realidad reflejaba ese espejo era una cosa verdaderamente terrible, reflejaba algo en lo que ni en mis peores pesadillas pensé que llegaría a ver, la imagen se trataba sin duda de una chica, desaliñada con el cabello enredado como si no se hubiera cepillado en mucho tiempo, la cara reflejaba una demacración muy clara, mi tez tenía una palidez que rayaba en lo patológico solo sobresaltada por las ojeras que rodeaban esa mirada de tristeza, realmente poco quedaba de mi, si de hecho quedara un poco, esa mujer no tenía ni pies ni cabeza era un desastre total, siempre que veo esa imagen imploro porque sea la de alguien más.
Salí del baño con lagrimas en los ojos, llorar se había vuelto ya una costumbre, eso sucedía siempre que tenía la sensación del vértigo, de caer a un abismo sin fin, eso generaba en mi una gran angustia, ¿Cómo es que alguien puede llegar a estos extremos, porque torturarme de esta manera, por qué lo arruine todo con tantas mentiras, por qué? ...
El sonido del teléfono detuvo mis peligrosas cavilaciones, una vez más, doy gracias por ello, aunque no se a quien porque ya he dejado de creer en casi todo.
-Bueno- Contesté
-¿Mariana?- La voz de mi consternada madre sonaba del otro lado del auricular, tome el valor de reserva que me quedaba, ese que solía usar para aparentar que iba todo bien en mi vida, no podía hacerle esto a mi familia, esa es una de las razones por las que me fui de casa en primer lugar, para desahogarme sin que nadie sospechara de mi pesar
-Sí, mamá- logre balbucear aun con el sentimiento en la garganta
-Estas bien hija mía-Dijo aun más preocupada
-Pues no del todo, creo que me voy a resfriar- logre mentir, después de unas cuantas mentiras el hacerlo se fue convirtiendo en todo un arte, era mi estilo de vida no oficial, era lo que permitía que yo siguiera con vida después de mi muerte espiritual, era casi una ironía que las mentiras fueron las que me mataron en primer lugar.
-Ay hija, ¿Y ya fuiste a ver a un doctor?-
-Mamá, es solo un resfriado además tengo muchas cosas que hacer, sabes que la vida de las profesionales exige tiempo completo es por ello que tuve que dejarlos-Argumente, la verdad no quería ver a ningún profesional de la salud, por miedo a que sospecharan que algo no andaba bien en mi cabeza, no quería terminar con un loquero o en el manicomio, creo que ya me he vuelto una loca peligrosa, y estaba consciente que estaba mal pero debía luchar por ocultar mi locura del mundo, era prioridad, era una actividad que exige mucho
-Bueno, tu sabes lo que haces mi amor, solo hablaba para saber como estas, ¿Todo bien y qué tal el ambiente?-
-Bueno pues fuera del resfriado todo está perfecto, amo las clases, estoy aprendiendo cosas muy útiles e interesantes, ya no puedo esperar a volver para mostrarles lo que he aprendido- mentí una vez más, no quería volver pronto y la única forma de que volviera antes de tiempo seria en una bolsa de cadáver -las tareas y las horas de estudio son extenuantes de eso no hay duda-
- Me da mucho gusto oír eso hija, pero no quiero que te malpases, debes recordar descansar y distraerte de tanto estudio, eso me recuerda ¿estás comiendo bien?
-Si mamá de hecho acabo de hacer las compras de la semana en el mercado que está aquí cerca- Parte de esto era mentira, no solía comer mucho, a veces no probaba bocado en todo el día, hoy era uno de esos días, mi cuerpo reclamaba el preciado alimento, pero mi mente estaba demasiado ocupada en otros asuntos sin importancia que a veces olvidaba que debía comer, cuando lo hacia lo hacía en mínimas cantidades, no quería volver a ser fea y gorda, aunque nunca estuve del todo segura de serlo al menos no antes de que iniciara mi infierno, de cualquier manera las compras las había realizado casi de forma rutinaria, ya completamente adaptada a la vida en solitario
- ¿Y que tal tus compañeros nuevos?- Me tenía contra la pared, no había hecho amistades en el colegio desde que ingrese, bueno no al menos que sintiera que fueran de importancia, solo tenía relaciones superficiales pues rara vez compartía clases con los mismos compañeros, rayos me olvide de la importancia de tener vida social, honestamente siempre deteste ver a otras adolescentes divertirse embriagándose y zangolotearse al ritmo de lo que ellos llamaban música, a mí siempre me pareció una tontería, pero siempre quise divertirme sin lo otro, hacía años que no me divertía o no recordaba la última vez que lo hice con mis amigos, porque lo encontraran tan divertido, solo por curiosidad me daré el lujo en esta ocasión de probarlo, tal vez eso me dé una noción de que es lo que anda mal en mi o bien termine descubriendo donde está la parte divertida de perder la conciencia a propósito y convulsionarme al ritmo de la estridencia.
-Hay un par de amistades que están floreciendo, creo que me la pasare bien- por primera vez en mi nueva vida mostré entusiasmo
- Me da mucho gusto oírlo hija, bueno te dejo para que puedas apurarte-
-Hasta luego mamá-
-Hasta luego mi amor, te extrañamos todos en casa, sobre todo tu papá, aunque ya sabes cómo es él-
Me eche a reír -Si lo sé, hasta luego mamá- Colgó el teléfono, y las lagrimas habían regresado a mis ojos, esta vez causadas por el recuerdo de mi padre, el era el único que tenía noción de lo que me sucedía, por eso nunca se opuso a que yo me fuera de casa, y me ayudo a buscar un departamento lejos, ¿me quería lejos? mi relación con el cambio mucho desde entonces, pase de ser su princesa a ser una completa desconocida, el recordar esto me hacía sentir como una muerta, hoy vivo pero sin existir...
La tarea del colegio aun espera, oh bendito colegio, eso siempre me distrae de volverme loca entre tanta soledad, nunca hay prisa por terminarla, tampoco por dormir, ¿Me pregunto? ...
El reflejo que había en el espejo de aquel baño distaba mucho de la imagen que todos tenían de mí no hace mucho tiempo, todos presagiaban un éxito rotundo, de hecho lo más natural del mundo seria ver a una chica feliz con una sonrisa de oreja a oreja, con una mirada honesta y decidida, con los pies bien puestos en la tierra, el cabello perfecto así como el arreglo personal todo eso debido a los esfuerzos que solía poner gracias a mi pulcritud, responsabilidad y demás ideas tontas que solía tener; lo que en realidad reflejaba ese espejo era una cosa verdaderamente terrible, reflejaba algo en lo que ni en mis peores pesadillas pensé que llegaría a ver, la imagen se trataba sin duda de una chica, desaliñada con el cabello enredado como si no se hubiera cepillado en mucho tiempo, la cara reflejaba una demacración muy clara, mi tez tenía una palidez que rayaba en lo patológico solo sobresaltada por las ojeras que rodeaban esa mirada de tristeza, realmente poco quedaba de mi, si de hecho quedara un poco, esa mujer no tenía ni pies ni cabeza era un desastre total, siempre que veo esa imagen imploro porque sea la de alguien más.
Salí del baño con lagrimas en los ojos, llorar se había vuelto ya una costumbre, eso sucedía siempre que tenía la sensación del vértigo, de caer a un abismo sin fin, eso generaba en mi una gran angustia, ¿Cómo es que alguien puede llegar a estos extremos, porque torturarme de esta manera, por qué lo arruine todo con tantas mentiras, por qué? ...
El sonido del teléfono detuvo mis peligrosas cavilaciones, una vez más, doy gracias por ello, aunque no se a quien porque ya he dejado de creer en casi todo.
-Bueno- Contesté
-¿Mariana?- La voz de mi consternada madre sonaba del otro lado del auricular, tome el valor de reserva que me quedaba, ese que solía usar para aparentar que iba todo bien en mi vida, no podía hacerle esto a mi familia, esa es una de las razones por las que me fui de casa en primer lugar, para desahogarme sin que nadie sospechara de mi pesar
-Sí, mamá- logre balbucear aun con el sentimiento en la garganta
-Estas bien hija mía-Dijo aun más preocupada
-Pues no del todo, creo que me voy a resfriar- logre mentir, después de unas cuantas mentiras el hacerlo se fue convirtiendo en todo un arte, era mi estilo de vida no oficial, era lo que permitía que yo siguiera con vida después de mi muerte espiritual, era casi una ironía que las mentiras fueron las que me mataron en primer lugar.
-Ay hija, ¿Y ya fuiste a ver a un doctor?-
-Mamá, es solo un resfriado además tengo muchas cosas que hacer, sabes que la vida de las profesionales exige tiempo completo es por ello que tuve que dejarlos-Argumente, la verdad no quería ver a ningún profesional de la salud, por miedo a que sospecharan que algo no andaba bien en mi cabeza, no quería terminar con un loquero o en el manicomio, creo que ya me he vuelto una loca peligrosa, y estaba consciente que estaba mal pero debía luchar por ocultar mi locura del mundo, era prioridad, era una actividad que exige mucho
-Bueno, tu sabes lo que haces mi amor, solo hablaba para saber como estas, ¿Todo bien y qué tal el ambiente?-
-Bueno pues fuera del resfriado todo está perfecto, amo las clases, estoy aprendiendo cosas muy útiles e interesantes, ya no puedo esperar a volver para mostrarles lo que he aprendido- mentí una vez más, no quería volver pronto y la única forma de que volviera antes de tiempo seria en una bolsa de cadáver -las tareas y las horas de estudio son extenuantes de eso no hay duda-
- Me da mucho gusto oír eso hija, pero no quiero que te malpases, debes recordar descansar y distraerte de tanto estudio, eso me recuerda ¿estás comiendo bien?
-Si mamá de hecho acabo de hacer las compras de la semana en el mercado que está aquí cerca- Parte de esto era mentira, no solía comer mucho, a veces no probaba bocado en todo el día, hoy era uno de esos días, mi cuerpo reclamaba el preciado alimento, pero mi mente estaba demasiado ocupada en otros asuntos sin importancia que a veces olvidaba que debía comer, cuando lo hacia lo hacía en mínimas cantidades, no quería volver a ser fea y gorda, aunque nunca estuve del todo segura de serlo al menos no antes de que iniciara mi infierno, de cualquier manera las compras las había realizado casi de forma rutinaria, ya completamente adaptada a la vida en solitario
- ¿Y que tal tus compañeros nuevos?- Me tenía contra la pared, no había hecho amistades en el colegio desde que ingrese, bueno no al menos que sintiera que fueran de importancia, solo tenía relaciones superficiales pues rara vez compartía clases con los mismos compañeros, rayos me olvide de la importancia de tener vida social, honestamente siempre deteste ver a otras adolescentes divertirse embriagándose y zangolotearse al ritmo de lo que ellos llamaban música, a mí siempre me pareció una tontería, pero siempre quise divertirme sin lo otro, hacía años que no me divertía o no recordaba la última vez que lo hice con mis amigos, porque lo encontraran tan divertido, solo por curiosidad me daré el lujo en esta ocasión de probarlo, tal vez eso me dé una noción de que es lo que anda mal en mi o bien termine descubriendo donde está la parte divertida de perder la conciencia a propósito y convulsionarme al ritmo de la estridencia.
-Hay un par de amistades que están floreciendo, creo que me la pasare bien- por primera vez en mi nueva vida mostré entusiasmo
- Me da mucho gusto oírlo hija, bueno te dejo para que puedas apurarte-
-Hasta luego mamá-
-Hasta luego mi amor, te extrañamos todos en casa, sobre todo tu papá, aunque ya sabes cómo es él-
Me eche a reír -Si lo sé, hasta luego mamá- Colgó el teléfono, y las lagrimas habían regresado a mis ojos, esta vez causadas por el recuerdo de mi padre, el era el único que tenía noción de lo que me sucedía, por eso nunca se opuso a que yo me fuera de casa, y me ayudo a buscar un departamento lejos, ¿me quería lejos? mi relación con el cambio mucho desde entonces, pase de ser su princesa a ser una completa desconocida, el recordar esto me hacía sentir como una muerta, hoy vivo pero sin existir...
1 comment:
no vivo sola, pero si lo hicera.that will be me, sin comer sin tiempo para comer, ahora mi mamá me hace la comida y asi cuando tengo mucha tarea en la noche me hace un sandwich o algo asi, oh si en verdad quiro leer mas
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