Tuesday, August 09, 2011

Caídos, Cap. 1 "Desconexión", Parte III

Con la misma velocidad con la que lo vi saltar hace unos minutos, se coloco en el espacio que ocupaba ella, ¿intento golpearla?, no, ¿intento salvarme?, mucho menos, sea lo que sea mi maestro no logro cumplir su objetivo, pero si logro ahuyentar a mi victimaria.
Parece que no fue suficiente haber traído a la escolta – murmuro de nuevo ya estaba sobre un poste de luz, ya empezaba a caer la noche.
Sin embargo mis órdenes son muy claras, así que no puedo irme así de fácil, en fin que se la va hacer, en verdad preferiría no tener que hacer esto, pero no teniendo más opción- seguía repitiendo.
Basta, hablas demasiado, si vas a acabar lo que tienes que hacer, hazlo de una buena vez, que esto no es como recetas de cocina- reto mi sinodal, parecía cansado, y después murmuro – prepárate muchacho, aprende rápido lo que hago, y defiéndete.
Y en menos de un segundo ella ya estaba justo en medio de los dos, con un solo golpe logro mandarme hacia unos botes de basura que estaban en el callejón, justo a un lado del hombre al que seguíamos, no me había percatado hasta ese instante que el hombre seguía aquí, con la diferencia de estar inconsciente, quizá ella lo había arrojado ahí, intencionalmente.
Deja de pensar estupideces y ayúdame a pelear- grito mi sinodal, que apenas parecía poder defenderse.
Inútilmente, intente acercarme pero cada vez que lo hacía indistintamente salía disparado hacia cualquier dirección.
Ella riendo a carcajadas, se mofaba – Que, no puedo creer, que dos hombres no puedan lidiar con una dama.
Deja de blasfemar demonio – reto mi maestro- tu difícilmente pasarías por una dama.
No sé mucho de esas cosas, pero hasta yo entendía que eso era malo, sin embargo en ese punto comprendí lo que hacia mi maestro era sacarla de concentración para poder asestar un golpe, así que yo mismo, tome la iniciativa de insultarla.
Eh tu – grite, pero no se me ocurrió nada.
Se quedo mirando unos instantes, pero suficiente para sacarla de concentración – mi maestro logro asestar un impacto insuficiente, puesto que ella había logrado contenerlo.
Me acerque aprovechando el momento para atacarla, pero invariablemente el resultado fue el mismo que las ocasiones anteriores.
Eso es todo, grite- mientras levantaba la cara, ya estaba justo enfrente de mí.
No, no es todo, mocoso- me sostuvo por el cuello como hace unos momentos, y de un solo salto ya estábamos sobre una cornisa, los últimos rayos de luz acariciaban el cielo, y se podían apreciar desde mi posición, el resto estaba cubierto en penumbra, el callejón se llenaba de oscuridad y lentamente sentía como todo se desvanecía.
Y ella grito desde ahí, orgullosa y esbozando una sonrisa - el tiempo se les ha terminado, y yo he triunfado, ahora memorízate bien esto, dejen de interponerse en nuestros asuntos, porque como has visto el día de hoy, ustedes llevan todas las de perder, y como recordatorio, llevaras la carga de haber perdido a uno más.
No mientras aun haya, un halo de luz- contesto mi sinodal, en ese momento, y con los ojos del cuerpo mortal en el que estaba yo refugiado, apenas aferrándose a la vida, pude ver, la energía que nos rodeaba, manifestadas en alas, con gran velocidad y fuerza, logro liberarme, y de alguna manera, el solo pudo lograr revertir la situación, esta vez era ella la que estaba atrapada.
Más bien, tu desaparición llevará el mensaje, de que no estaremos dispuestos a ceder, y de ninguna manera vamos a perder esto, porque es por lo que hemos estado luchando todo este tiempo- dijo jadeante y enfurecido, levantado en su puño una daga que era apenas perceptible.
Ella aunque no dijo nada, aun estaba dispuesta a seguir luchando, pero algo en ella estaba impidiendo que lo hiciese, de pronto una lágrima broto de sus ojos, y sin darme cuenta, yo ya la tenía en mis brazos.
Ella me miraba fijamente, mientras la llevaba al extremo opuesto de aquel callejón sin salida, impávida, no la solté, pero estaba en una posición privilegiada para hacerme daño sin embargo no lo hizo, mi maestro no tenía una expresión distinta a la de aquella desconocida, hubo un largo silencio mientras el observaba, la situación, ya no quedaba ni un rastro de la luz del día.
¿Qué has hecho? – pregunto a forma de reclamo.
No conteste – Te das cuenta, que has renunciado a tu especie, pero ya no hay nada que pueda hacer- Parecía muy dubitativo, ni yo mismo sabia que acababa de suceder.
No me parece justo que terminara así, es que vi algo y- fui interrumpido tanto por él como por aquella a la que cavaba de prolongar, después sabría su agonía.
¡No hay excusa!
Mi maestro miro a su alrededor, y dijo – nos veremos en otra ocasión arréglatelas como puedas y se retiro por los edificios.
Ellos vienen hacia acá- me dijo ella, ahora eres uno de los nuestros.
¿Qué?- pregunte sin vacilar y con mucha sorpresa.
Estoy sorprendida, nunca nada había hecho algo a si por mí- me dijo- que sea la última vez.
No espera, ¿me estás dando órdenes?- conteste de nuevo, yo no me sentía de ninguna manera diferente.
Y las ideas que tenia me revolvían la cabeza, no lograba concentrarme, ella intento calmarme, pero algo era cierto, ya no era el yo de hace unos instantes, solo recordaba al hombre al que perseguíamos, y esa idea se fue agrandando en pocos instantes, al grado en que por automatismo, llegue hasta él lo tome y coloque sobre mis hombros, voltee rápidamente, porque ella aun me seguía, y de alguna manera logre hacerle perder la consciencia, después de eso escape con ambos hacia lo que parecía un lugar seguro, una vieja iglesia, abandonada.


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